A principios de 1359, en pleno conflicto entre las Coronas de Castilla y Aragón, el rey Pedro I de Castilla reunió en Sevilla una gran flota, con la idea de atacar Barcelona, donde fue derrotada por los aragoneses.
El rey castellano ordenó levantar el asedio y embarcar, dirigiendo la flota hacia Calp. Allí, con el perfil que ofrecía el Peñón de Ifach, podía planificar una estrategia para sorprender a la flota aragonesa, encontrando un buen lugar donde esperar, batallar y dirimir la supremacía en el mar.
Como los aragoneses, anclados en Denia, no se decidían a atacar, para atraerlos hasta Calp, los castellanos deciden atacar la villa de Ifach, destruyendo parte de la muralla, así como deteriorando gravemente el resto de los edificios públicos, viviendas e incluso la iglesia.
En las excavaciones que realizamos en Ifach estamos estudiando los restos de esa destrucción, documentando el gran numero de restos dejados allí por sus habitantes.