En la cara norte del Peñón y cerca de los Arcos encontramos esta interesante inmersión que transcurre en un fondo de sustrato rocoso en el que abundan grandes formaciones rocosas procedentes de desprendimientos del Peñón. El nombre lo toma de unas cuantas redes de pesca que han quedado enganchadas en algunas de las más grandes y altas piedras del fondo, por lo que aunque sea fácil evitarlas, conviene estar atentos para no tener ningún incidente. Fondearemos próximos a la pared que se introduce vertical en el agua para luego suavizar la pendiente a modo de ladera y llegar a un fondo de unos -17m. Si cogemos entonces algo de profundidad aparecerán grandes rocas con proliferación de algas, anémonas y gorgonias.
Las peculiaridades del tipo de fondo hacen que abunden grietas donde refugiarse morenas, langostas, pulpos o tímidos meros. Avanzando así a unos -20m y paralelos a la costa, con rumbo aproximado de 120º, encontramos enseguida otras enormes piedras en las que aparecen las redes enganchadas como un perverso manto. Este será el momento de dirigirnos hacia la pared del Peñón reduciendo progresivamente profundidad y entreteniéndonos con las numerosas rocas que atraerán nuestra atención, en un fondo de entre -15 y -17m donde podremos observar en la pared nudibranquios como vaquitas y clavelinas, hasta llegar a la altura de la embarcación donde podemos hacer la parada de seguridad en la pared, si las condiciones de la mar lo permiten, o bien dirigirnos al cabo del ancla y hacerla allí.